Como hablar de la Discapacidad en los medios.

La discapacidad es un asunto que cada día genera más información. Según la Organización Mundial de la Salud, alrededor de mil millones de personas en el mundo conviven con algún tipo de discapacidad. La participación de las personas con discapacidad en todos los órdenes es creciente. Hoy en día hay políticos de primer orden, periodistas, actores, escritores. Todo ello es fuente de información. Y para evitar errores la guía ofrece algunas pautas para huir de los estereotipos y para informar con rigor y con un enfoque inclusivo.

RECOMENDACIONES

–Para referirse a una persona con discapacidad visual, la expresión adecuada es “ciego” y hay que evitar el uso de “invidente”. Y lo correcto es decir “sistema braille” en vez de “lenguaje braille”.

–Se hablará de “personas sordas”, “personas con sordera” para referirse a la discapacidad auditiva. Jamás se debe utilizar la palabra “sordomudos”. Al igual que hay que utilizar la palabra “audífonos” en vez de “sonotone”.

Las personas con enfermedad mental son las más estigmatizadas. Y hay que recordar que es una condición que no tiene por qué estar presente durante todo el trayecto vital de una persona. Conviene no hablar de “ingresos psiquiátricos” sino de “ingresos hospitalarios”. Hay que evitar palabras como “manicomio” “encierro”, “reclusión” “retrasado”, “subnormal” o “loco”.

Evitar la terminología infantil o paternalista. Palabras como “muchachos” o “chavales” se emplean con asiduidad al hablar de adultos, por ejemplo, con síndrome de Down.

Hay que evitar titulares donde la discapacidad no aporta información. Ejemplos del tipo: “Pillan a un discapacitado circulando sin carné a 297 km/h” o ” Una persona con discapacidad desfalca a Hacienda”. ¿Qué aporta, salvo el matiz amarillista, que el defraudador sea una persona con discapacidad?

— Las palabras con carga negativa como “padecen” se evitarán, y es preferible hablar de “personas en situación de dependencia” que “dependientes”.

Desmontar ideas preconcebidas sobre el trastorno del espectro autista (TEA). La más hiriente: “las personas con TEA son agresivas”. No sólo no es cierto sino que es más bien al contrario porque son las que soportan en muchos casos violencia en forma de burla o acoso.

Huir del sensacionalismo y no frivolizar con curaciones portentosas o mágicas. Dos titulares ilustran lo que no se debe hacer: “Levántate y anda, Emmanuel” o “Paraplejia, ¿Volverá a caminar Superman?

— Expresiones hirientes o compasivas deben quedar desterradas, incluso en las columnas de opinión. Dos ejemplos “El rey tartaja”, en el que se refería a Jorge VI, o “El fascista y los tontitos”.

¿POR QUÉ HAY QUE ACTUALIZAR LA GUÍA DE ESTILO?

En los últimos tiempos ha cambiado la forma de comunicar. La primera vez que se editó esta guía fue en 2006. “El panorama informativo es muy distinto y las personas con discapacidad han penetrado en campos inimaginables hace unos años”, ha destacado Jesús Celada, el director del Real Patronato sobre Discapacidad. Hay que actualizarla a las nuevos tiempos pero con el mismo objetivo: “tratar con respeto la diversidad, favorecer la inclusión social de este colectivo y garantizar a través del lenguaje su dignidad“. Como explica Nemesio Rodríguez, Presidente de la Federación de Asociaciones de Periodistas de España, en el prólogo de este manual, “esa persona que calificas de pobrecito es una persona que trabaja, pierde el trabajo, busca otro, se enamora, se casa, tiene hijos, viaja, ve series, es hincha de un equipo, opina, tiene sus filias y sus fobias. Como tú y como yo.

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